"Transformando el mundo a través de la educación."
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Las Hermanas Educadoras de Notre Dame llegaron a América Latina respondiendo al llamado de Dios a través de obispos, de otras congregaciones. Para responder a las necesidades de familias migrantes y de educación.

En el año 1915 la Congregación en América del Norte recibió la petición de los padres redentoristas para establecer una misión en Puerto Rico y proporcionar educación a los niños de familias pobres hacerse cargo de la labor catequética

Veinte años pasaron y un nuevo llamado llegó. Esta vez de familias que habían migrado de Alemania a Santa Catarina, sur de Brasil, para ayudar en la educación y en ls catequesis. En 1935, las primeras HENS llegaron a Brasil, estableciéndose en la ciudad de Forquilhinha, en el estado de Santa Catarina, haciéndose cargo de un Hospital.

Respondiendo a las nuevas necesidades en el área sudeste de Brasil, llegaron al puerto de Santo las primeras 8 hermanas de Baviera en 1937. Algunas fueron asignadas para ayudar en el Hospital, otras en orfanatos y educación.

Unos meses más tarde, las hermanas de Baviera fueron llamadas por los obispos de Argentina para atender las necesidades de su gente. En enero, julio y diciembre de 1938 llegaron grupos de hermanas para atender un Hospital, un hogar para ancianas y dos hogares de niños. En 1952 y en 1958 comenzaron su ministerio en las escuelas.

 El tiempo pasó y en el año 1950 el Papa Pio XII fue la voz de los tiempos. Él pidió a las congregaciones que envíen religiosas a los países de misión.

 La respuesta vino de varias provincias de América del Norte. Nuestro carisma comenzó a extenderse en Bolivia, Chile, Guatemala, Honduras, Perú, Paraguay, México y más tarde en la educación formal y el ministerio que siempre se entrelazó con el servicio a los más vulnerables.

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Conoce debajo un poco de historia de las primeras Hermanas Escuelas llegadas a nuestra Provincia.

Brasil - Región Sur

El 15 de octubre de 1935, llegaron a Brasil, procedentes de Silesia, las cinco primeras Hermanas Educadoras de Notre Dame. Desembarcaron en Florianópolis y se presentaron al entonces arzobispo, Dom Joaquim Domingues de Oliveira. 

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Los nombres de las primeras hermanas que dejaron su patria, Alemania, como pioneras que llegaron a Brasil, en Forquilhinha, S.C., fueron: Hermanas Maria Adolfine Meissner, Emeline Mahlich, Maximilia Kaboth, Honesta Joneck, Apolonia Langer y Maria Acchilea. 

Después de varias negociaciones con el arzobispo, reanudaron el camino y finalmente llegaron a su destino. Forquilhinha, una pequeña colonia alemana en el sur del estado de Santa Catarina, el 21 de octubre, después de un viaje lleno de peripecias. Allí se instalaron en una casita modesta, cedida por un profesor de la localidad.

Iniciada su misión, se ocupaban de enseñar en la escuela primaria y de enseñar trabajos manuales a las jóvenes hijas de inmigrantes alemanes.

Aunque el objetivo específico de la Congregación no estaba centrado en el área de la salud, obedeciendo a las determinaciones del arzobispo, el 8 de noviembre de 1936, las Hermanas Escolares de Nuestra Señora asumieron la administración y el servicio de enfermería del pequeño Hospital São José, en la sede del municipio de Criciúma, no muy lejos de Forquilhinha. Con total entrega, en medio de innumerables dificultades, se dedicaron al servicio de los enfermos, sentando las bases para que este hospital, a lo largo de los años, se convirtiera en uno de los mayores y mejores hospitales de la región.

A pesar de todos los contratiempos, bajo las bendiciones de Dios, la obra de Madre Teresa en tierras brasileñas iba creciendo. Constantemente se presentaban nuevas candidatas para la vida religiosa. Así, en 1938, ya era posible iniciar el noviciado. Sin embargo, aún no se contaba con las condiciones necesarias.

Por eso, las dos primeras postulantes fueron enviadas al noviciado de Breslau (Alemania). Sin embargo, sobrevino la guerra y solo pudieron regresar a su patria después de su finalización.

Habiendo llegado algunas misioneras alemanas más, que se unieron al primer grupo, fue posible comenzar a atender a muchos pedidos de sacerdotes y obispos que necesitaban colaboradores "para llevar la buena nueva a los pobres". Fue en respuesta a estos llamados que la Congregación comenzó a expandirse hacia otros Estados.

Brasil - Región Sudeste

Fueron ocho hermanas pioneras y fundadoras del Vicariato de São Paulo. Hermana María Recaldis, Hermana María Gunthilde, Hermana María Bonaventura, Hermana María Irmingard, Hermana María Hygina, Hermana María Dicentia, Hermana María Deícola e Hermana María Tuskana.

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El 15 de enero de 1937, todas estas ocho Hermanas se reunieron en Munchen-Um, donde fueron acogidas por la comunidad local. Permanecieron en esta comunidad hasta el 14 de abril de 1937, día en que comenzó el viaje hacia Brasil. Durante estos tres meses en que estuvieron en esta comunidad, un estudiante de Teología, de origen brasileño y miembro de la Congregación del Santísimo Redentor, CSSR, que estudiaba en el Seminario Mayor de esta Congregación en Gars am Inn, con mucho cariño, celo, amor y dedicación, impartió a estas futuras Hermanas misioneras las primeras clases de portugués. Una vez finalizada esta etapa, comenzó el viaje.

El 4 de abril de 1937, despidiéndose del Padre Espiritual Rudolf Gerg, partieron de Múnich en tren rápido hacia Hamburgo. A las 8 de la noche del mismo día, el tren llegó a Hamburgo. Las Hermanas se hospedaron en el Pensionato São Rafael. Aprovecharon el poco tiempo que tenían para visitar el Instituto Tropical. El 6 de abril de 1937, embarcaron en el barco Cap Ancona. El viaje duró 14 días, llegando al puerto de Santos el 21 de abril de 1937.

En Santos, fueron recibidas por el Sr. Francisco Malzoni y por la Hermana Maria Adolfine Meissner, recién nombrada Vicaria. Las Hermanas se quedaron unos días en la Casa Stella Maris, de las Canónigas de San Agustín, en Santos. Luego, viajaron a la ciudad de São Paulo, donde se hospedaron nuevamente en el Instituto de las Canónigas de San Agustín.

El 27 de abril de 1937, cinco hermanas destinadas al Hospital de Matão continuaron su viaje hacia allí en compañía del Sr. Malzoni y de la Hermana Adolfine. En Matão, las hermanas se establecieron definitivamente el 18 de julio de 1937, en su nuevo hogar.

Argentina

Conocedores de la persecución religiosa en Alemania, los Obispos de Rosario, Mercedes y Paraná (Argentina) ofrecieron a la Madre Almeda siete lugares donde se precisaban hermanas, ya sea en hospitales o en asilos. Sólo al cabo de mucha consulta, reflexión y oración, y con la confianza puesta en la Divina Providencia, María Santísima y la Madre Teresa, la Madre Almeda dio su “Si” para la primera fundación en la Argentina. Fue el 12 de octubre de 1937.

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De las voluntarias que habían dicho su “Aquí estoy, Señor, envíame”, fueron elegidas siete hermanas de Baviera: M. Magda, M. Solaria, M. Emilia, M. Cleta, M. Medrana, M. Envía y M. Myrian, como pionera y responsable de la fundación.

Las hermanas partieron el 30 de diciembre munidas de la bendición y de la cruz misionera del Cardenal Faulhaber, y pisaron tierra argentina el 26 de enero de 1938. Se sintieron desde el primer momento acogidas y cobijadas en la mano paternal de Dios.

El 28 de enero de 1938 las Hermanas se hicieron cargo del Hospital Municipal, Gral. Arenales, diócesis de Mercedes.

En julio y diciembre del mismo año llegaron dos grupos mas de hermanas. Se hicieron cargo del hogar para ancianas, en Junín y de un Hogar de niños en la Colonia Infantil Mi Esperanza, un hogar para los hijos sanos de padres con enfermedad de Hansen. También se les pidió que cuidaran de un hogar de niños ciegos en Villa Lynch.

En el año 1939 llegaron dos hermanas más de Baviera y años más tarde, 1950, 1952 y 1954 se se sumaron a la misión tres hermanas más.

Años más tarde comenzaron su ministerio en las escuelas, fundando el Colegio San José en San Javier, Santa Fe, en 1952 y el Colegio Ntra. Sra. de Luján en Adrogué, Bs. As., en 1958. Continuando con la colaboración en la pastoral en las parroquias de cada lugar, y respondiendo a las necesidades de los pobres y al llamado de los obispos, en el año 1987 fundaron una misión en San José de los Arroyos, Paraguay, dedicándose a la educación y a la pastoral durante seis años. Y en el año 2006, las hermanas fundaron una comunidad en Santa Elena, Entre Rios, desarrollando su ministerio en un colegio parroquial y en la pastoral con jóvenes y niños.

Otros países de América Latina

En el año 1950, durante una misa dominical en Canadá, en cada parroquia, los sacerdotes leyeron una carta del Papa Pío XII sobre la gran necesidad de misioneros para ir a América Latina.

La provincia de Canadá escuchó este llamado y, en 1961, envió a 4 Hermanas - Marcella Reitael, Martin de Porres Kimpel, Helen Zettel y Mildred Straus - a La Paz, Bolivia. Su principal ministerio era la educación en escuelas. Más tarde, 2 Hermanas llegaron de Estados Unidos para trabajar en el Altiplano y otras en Soprente en los Valles de Bolivia. En 2011, la misión en La Paz fue cerrada. Las otras cerraron antes.

En 1965, llegaron a Lima - Perú, 3 hermanas de Canadá: Martin de Porres Kimpel, Corrine Schnurr y Agnes Begin. Más tarde, otras vinieron, algunas de la Provincia de Wilton de Estados Unidos. Durante todos los años, su principal ministerio fue la educación, la salud y la pastoral social. Las comunidades estaban compuestas por las misioneras y, más tarde, también por Hermanas peruanas.

En Chile, en 1964, llegaron las primeras Hermanas desde Estados Unidos.

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Las cinco primeras hermanas eran Jose Tressch, Maria Eugenia Ortiz, Mary Anne O´Connor, Mary Meehan, M. Ruth Strothmann y M. Georgita Lidner. Sus principales ministerios eran educacion y formación en una comunidad que ya existía en San Felipe, con los jesuitas..

Las últimas hermanas salieron de Chile en 2015, cuando las hermanas Elena Nelson y Patricia Ferrick cerraron la misión en Los Andes.

En Guatemala fue una extensión de la misión de la Provincia de Mankato MN en 1962, en nuestra primera misión en Nahuala, Sololá. Hermana Janet Druffel y Sandra Spencer (Hermana Filomena) fueron algunas de nuestras primeras misioneras. Hermana Mary Bertrand, quien vivía en Nahuala, fue la última hermana que estuvo en Guatemala cuando regresó a los Estados Unidos en 2022, poniendo fin a nuestra presencia física allí. Durante nuestros años en Guatemala, tuvimos hermanas de todas las provincias norteamericanas sirviendo como maestras, ministras pastorales, líderes parroquiales y directoras de programas de radio.

En Paraguay, la primera misión comenzó en 1965 en el Barrio Republicano, con 4 Hermanas de la Provincia de Milwaukee. Más tarde, en 1987, la Provincia de Argentina abrió la misión en Coronel Oviedo. En 1978, la Provincia de Chicago de EE. UU. envió a 2 Hermanas, Maria Gerlinski y Carolina Fill, a Pedro Juan Caballero para una nueva misión allí en la parroquia San Gerardo. Más tarde, también llegaron Hermanas de Canadá y Perú.

En 2007, las Hermanas Martin de Porres Kimpel y Lili Dávila Coral llegaron a Asunción para comenzar una nueva comunidad allí, con el ministerio de formación para postulantes, pudieron asistir a la Conferpar allí y también se dedicaron a la pastoral en la parroquia. Más tarde, otras Hermanas de Canadá, Estados Unidos y Brasil se unieron a esta misión. Las 2 misiones que quedaron para formar parte del Distrito estaban en Pedro Juan Caballero y Asunción.

Honduras

Desde 1952 hasta 1956, las Hermanas de St. Louis ofrecieron ministerio de catequesis en Honduras, limitado a los veranos debido a compromisos educativos en Estados Unidos. El llamado de la Iglesia resonó en los corazones de las hermanas, llevándolas a establecer la primera comunidad permanente de las Hermanas de las Escuelas de Nuestra Señora en Honduras en 1956. Una vez más, las Provincias de América del Norte respondieron a las necesidades de América Latina. La Provincia de St. Louis, en respuesta al llamado de los jesuitas en Honduras, llegó al país para ayudar en la formación religiosa y educativa del pueblo.

En 1956, cuatro hermanas desembarcaron en El Progreso, Yoro, comenzando trabajos en la escuela y catequesis. Cinco años después, fundaron el Instituto Notre Dame en El Progreso. Además, prestaron servicios en diversas ciudades, pueblos y campos de refugiados, respondiendo rápidamente a las necesidades apremiantes de la época. El tiempo pasó y, esta vez, el Papa Pío XII fue la voz profética del momento. Él pidió que todas las congregaciones enviaran el 3% de sus miembros a los países de misión.

Puerto Rico

El desarrollo del Distrito de América Latina proporciona una evidencia clara de que las Hermanas Educadoras de Notre Dame han atendido el llamado de la Iglesia. La primera misión fuera de los Estados Unidos continentales fue en Puerto Rico en 1915.

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Llegaron a San Juan once Hermanas Educadoras de Notre Dame, provenientes de las Provincias de Baltimore, Mankato, St. Louis y Milwaukee. Iniciaron su labor educativa en el Colegio San Agustín y, en 1916, un grupo de Hermanas se hizo cargo del Colegio de Caguas. Y así fue sucesivamente hasta 1956, con cinco escuelas. En estas instituciones, además de las clases tradicionales, las hermanas enseñaban artesanía y bordado, brindando habilidades que permitían a las jóvenes ganarse la vida. A lo largo de 80 años, cientos de hermanas americanas de diferentes provincias se dedicaron a esta noble misión en América Latina.

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Camino de unidad de América Latina

El Señor nos ha llamado a ser instrumentos de transición y caminar en unidad al servicio del Reino.

Corría el inicio de los años noventa cuando en un grupo del HEND surgió un sueño: un Sueño de Unidad para toda América Latina y El Caribe. Este sueño tuvo sus avances y sus retrocesos hasta que…” escuchamos el llamado de Dios y encontró respuesta en el corazón de personas fuertes en la fe, con una visión amplia y valientes en la acción”. Ya no había forma de no lograrlo.

Se formaron comités para ayudar a que este sueño tomara forma y decidieran direcciones futuras. El sueño consistía en formar, a partir de cuatro unidades, una sola Provincia. Se fijó la fecha de esta unificación y se trazaron los caminos, no sin dolor y sufrimiento, pero al mismo tiempo nos dimos cuenta de la riqueza y la esperanza que nos esperaba.

De reunión en reunión se definieron las líneas y se eligió el Consejo Provincial que asumiría esta primera gestión. Llegó el 8 de diciembre de 2012, cuando en Adrogué-Argentina, en una celebración eucarística, Hna. Mary Maher, Superiora General, leyó el Decreto de Fundación de la nueva Provincia y se encendió una vela, representando la Provincia que estaba surgiendo: PROVINCIA DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE; ésta vela fue entregada al primer Consejo. Este ritual sonó fuerte en el corazón de cada casa que fue testigo de este momento histórico.

Todas compartiendo la misma misión, el mismo carisma y las mismas búsquedas, dentro de una pluralidad de estilos de vida e historias.

Como S.E C 61 nos llama a “fomentar la unidad y capacitarnos para proclamar la Buena Nueva” como nuestro ministerio.

Y la unificación de las cuatro unidades se concretizó en la nueva Provincia de América Latina y El Caribe, el 8 de diciembre de 2012, iniciando así una nueva unidad y una nueva identidad.

El proceso de dejar las estructuras anteriores no fue fácil. Convertirse en una sola mente y un solo corazón es un ejercicio continuo y por lo tanto, nos estamos moviendo a lo largo de este camino. Somos una Provincia de muchas culturas, una rica historia, dos lenguas oficiales, además de nuestro idioma internacional. Los desafíos son muchos.

Al inicio la Provincia estaba formada por 8 países ( Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Honduras, Guatemala y Honduras), pero en la actualidad la Provincia de América Latina y El Caribe abarca solamente 6 países: Argentina, Brasil, Paraguay, Perú, Honduras y Puerto Rico.

“Lo que traerá el futuro está en las manos de Dios”.

Con nuestra Beata María Teresa de Jesús, CONFIAMOS Y ARRIESGAMOS…

Nuestro Gobierno

Para poder, como comunidad de fe, responder a Dios y servir con eficiencia, establecemos estructuras de gobierno que nos liberan para seguir los caminos del Espíritu. Nuestro gobierno surge de nuestra vida y misión compartidas y, al mismo tiempo, las fortalece.

 

Las estructuras de gobierno a nivel local, provincial e internacional, proporcionan la participación de cada miembro y el ejercicio de la autoridad. Porque el Espíritu obra en cada Hermana, ella comparte la responsabilidad por la vida y misión de la Congregación y el esfuerzo común de buscar y hacer la voluntad de Dios. Cada una también apoya a las Hermanas que son llamadas por la comunidad a aceptar el ministerio de autoridad, concedido por Dios a nuestra Congregación, a través de la Iglesia, cuando aprobó nuestra Constitución. Al ejercer tal responsabilidad, estas Hermanas, de una manera especial, nos animan a la fidelidad a nuestro carisma y nos unen y orientan en el cumplimiento de nuestra misión. Su liderazgo, en apertura al Espíritu, es un servicio de amor.

 

Compartimos la convicción de Madre Teresa de que el gobierno central de nuestra Congregación nos fortalece en la proclamación de la Buena Nueva y es indispensable para fomentar la unidad. El gobierno central nos hermana a través de naciones y culturas y nos une en nuestra misión.

Consejo Provincial

Foto Consejo Provincial / Da izquierda a derecha: Veroni, Maruzânia, Hedwig, Olívia, Cristiane

Consejo Provincial


Provincial: Maruzânia Soares Dias
Vicaria Provincial: Veroni Teresinha de Medeiros
Consejera Provincial: Hedwig Marie Ganter
Consejera Provincial: Olívia Boniatti
Consejera Provincial: Cristiane Martins da Rocha

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Foto Conselho Geral /

Consejo General


Conselheira Geral: Hermana Carolyn Anyega
Conselheira Geral: Hermana Sestra M. Martina Radež
Conselheira Geral: Hermana Christine Garcia
Consejera General/Vicaria Hermana Mary Kerber
Superiora General Hermana Schwester M. Dominica Michalke